Destino: La Saga Winx
Destino: La Saga Winx.
Cowen) es una joven hada de dieciséis años que nunca supo de sus aptitudes hasta que en una rabieta casi incendió la casa familiar y dejó a su madre quemaduras de tercer grado: hasta entonces ella desconocía ser un hada de fuego y, como tal, capaz de generar combustión espontánea, lo que en la jerga de lo paranormal y de la pseudociencia se suele llamar pirokinesis. A pesar de no haber obrado con intención, Bloom ocultó su autoría en el hecho, pero aun así sus padres notaron que tenía habilidades fuera de lo común y la enviaron a Alfea para encauzarlas y domesticarlas.
La escuela de hadas, por cierto, no se encuentra en nuestra realidad sino en una dimensión paralela conocida como El Otro Mundo (Magix en la serie animada) y a la cual se llega por medio de portales: tiene algo de Hogwarts y hasta se desliza una broma al respecto, quizás para lavar culpas.
Allí, Bloom conoce a otras hadas, algunas coincidentes con las de la historia original y otras incorporadas. Entre las que se repiten está Stella (Hannah van der Westhuizen), quien, además de ser hada de luz, es también princesa, por ser hija de Luna (Kate Fleetwood), reina de Solaria que la envió allí para formarla y reprimirle el carácter rebelde que, en el pasado.
Pero hay otras hadas con las cuales Bloom va creando vínculo, no siempre de manera sencilla. De entre ellas, Aisha (Precious Mustapha) y Musa (Elisha Applebaum) son personajes que aparecen también en la serie original: la primera es hada de agua y, como tal, controla a voluntad los líquidos, en tanto que la segunda es hada de la mente y puede sentir las emociones ajenas e inclusive curar a las personas.
Bueno, para ser sincero, no entendí demasiado su poder pero, sea como sea, es diferente a la versión animada, en donde Musa es hada de música: aquí lo único que se puede relacionar son los auriculares de los que se vale para aislarse de aquellos con quienes no le interesa entablar conversación.
Tal es, justamente, el caso de Terra (Eliot Salt), su compañera de cuarto, personaje, en su caso, totalmente nuevo con la habilidad de dominar las plantas como una especie de Poison Ivy, pero menos favorecida en lo estético y con aspecto de loser.
Polémica y Paranoia
En este punto, hay que decir que la serie ha generado algunas reacciones por la poca diversidad racial, rasgo que, sin embargo, era clave en su antecesora: se la acusa, concretamente, de whitewashing, es decir de “blanquear” el elenco. Las mayores quejas apuntaron a que, a diferencia de lo que ocurre en la serie animada, Musa no tiene aspecto asiático.
También se han quejado por la ausencia de Flora, hada de la naturaleza que, al parecer y siempre según la lógica del whitewashing, habría sido eliminada por su carácter latino: a propósito de ella, la producción ya dejó entrever que la veremos en la próxima temporada, pero… ¿Flora era latina? Recién me entero. Les dejo una imagen para que hagan su propia evaluación étnica.
También hubo voces de protesta por la no inclusión de Tecna, el hada de la tecnología, pero aquí no hay argumentos raciales a la vista y, de hecho, ni siquiera hacía falta blanquearla.
En concreto, entonces y con respecto a la polémica suscitada, veo exageradas las acusaciones y, de hecho, Aisha mantiene su tipo afro (recordemos que ese personaje estaba inspirado en Beyonce), en tanto que Terra es entrada en kilos y está lejos de encajar en los patrones estéticos comúnmente aceptados.
Lo único que puede hacer enfadar a los fans es que hayan reducido el grupo de hadas de seis a cinco y reemplazado a alguna de ellas, pero hay que hilar realmente fino para creer que sea por cuestiones raciales: son tiempos de paranoia y de alarmas que suenan antes de tiempo…
Conflictos Internos y Externos
La escuela de Alfea está protegida por una barrera invisible que la separa de su entorno y que no cualquiera puede cruzar, pero el panorama se ve alterado por la aparente presencia en las cercanías de lo que llaman un “quemado”, espectral criatura humanoide de una especie a la cual se consideraba extinta.
Poco a poco, esa problemática se va convirtiendo en la trama principal de la temporada y, de manera insospechada, se une con el pasado de Bloom, quien descubre que le han ocultado cosas sobre su nacimiento: pocos tópicos tan repetidos como ese en este tipo de series.
Otra gran diferencia con la historia original es que aquí Bloom y Stella no se conocen desde antes de llegar sino que lo hacen una vez en Alfea. A propósito de la escuela, es mixta (eso se mantiene igual) ya que no solo forma a las hadas sino también a los especialistas, nombre poco imaginativo para designar a los jóvenes que son entrenados en las artes de la lucha y portan encima, de hecho, una espada que usan muy poco.
Pero me estoy yendo del tema: la cuestión con lo de escuela mixta es que entre hadas y especialistas puede haber romance y, precisamente, Stella está dispuesta a recuperar a Sky (Danny Griffin), joven con el que viene de romper, pero su intento se ve trastocado por la reciente llegada de Bloom, la cual crea un triángulo al introducir una piedra de conflicto (otro tópico).
Para colmo de males, ya en el pasado Stella ha descargado su ira contra una competidora amorosa (adivinaron, fue la persona a quien cegó).
Los entrenadores, por su parte, están llenos de secretos y se advierte cierta competencia entre la actual directora del colegio Farah Dowling (Eve Best) y su antecesora Rosalind (Leslie Sharp).
Por allí da vueltas una turbia historia del pasado acerca de una masacre en una aldea cercana, lo que tiñe todo de sospecha y dudas sobre los protagonistas. Hasta el final, los giros de la trama no nos permiten saber a ciencia cierta quiénes son los verdaderos villanos, tanto en el caso de los entrenadores como de Beatrix (Sadie Soverall), hada del aire que domina la electricidad y que, hasta último momento, nos hace dudar acerca de su bando: otro personaje que también aparece en la serie animada.
Balance Final de Temporada
Destino, la Saga de Winx es, hay que reconocerlo, una serie entretenida. No hay que pedirle demasiado más de lo que ofrece y si bien es cierto que incurre en algunos tópicos comunes de las series juveniles, también evita otros, como el libro oculto, la biblioteca o el talismán (existen, pero no son centrales). Está, sí, la clásica historia de amor entre especies diferentes, que aquí tiene su correlato con el hada y el especialista: no sé si es igual; lo dejo para que lo determinen…
Hay alguno que otro de mármol puro, pero también un par de buenas actuaciones, entre las que cabe destacar a Abigail Cowen, quien cumple más que dignamente con el papel principal, pero sobre todo a Eliot Salt en el rol de Terra.
Lo mejor de la serie, no obstante, pasa por lo visual, no tanto por los efectos (bastante estándar), sino por la fotografía, realmente magnífica y que se luce muy especialmente en las escenas de bosques sin recurrir de manera abusiva a los clásicos sobrevuelos con drones tan típicos, por ejemplo, de las series del norte de Europa. La iluminación en las escenas nocturnas, tanto en exteriores como en interiores, es maravillosa y créanme que si bien la historia tiene mucho de convencional, simplemente dan ganas de seguir viendo por el deleite visual.
Hay, eso sí, algunas escenas muy de vídeo clip que destiñen un poco, lo mismo que las consabidas escenas amorosas de tono light, pero no llegan a empalagar ni a distraer de la trama principal, la cual se basa en un suspenso bien logrado con una intriga que va creciendo hasta llegar al cliffhanger final que nos deja con ansias de la segunda temporada.
Destino la Saga Winx no te va a cambiar la vida ni volarte la cabeza, pero si uno se libera de ciertos prejuicios, la puede disfrutar. Conviene, eso sí, advertir que si quieres ver hadas con alas, tendrás que esperar hasta el último episodio. Son solo seis, así que no es tanto.
Y una cosa más solo a nivel anecdótico: así como dijimos que en la serie animada el personaje de Aisha estaba inspirado en Beyonce, el de Bloom lo estaba en Britney Spears: en realidad, si quieren que les diga, no se le parece demasiado en ninguna de ambas versiones.
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